Carta sin Remitente

Te contaré que el tiempo aquí no ha cambiado nada, sigue siendo tan cruel conmigo, aunque ahora mis lágrimas ya tienen dignidad y mis labios prudencia al callar. Todo sigue como lo dejaste, la guitarra en la esquina de la habitación con todas las notas puestas en su lugar y cada melodía oculta entre sus cuerdas, nuestras canciones. Lima y su cielo gris siguen siendo mi carcelero, las nubes aún de acero no me dejan ver nuestros sueños, no sé si seguirán anclados en la luna o no. Aún llegan cartas sin remitente a mi buzón. Siguen siendo cartas de amor, o mejor dicho desamor, una de las últimas tenía una frase que me dejo perplejo, decía : “Jamás podremos decir adiós, porque ese adiós es nuestra eternidad” .

Te digo esto porque ya hace mucho tiempo que viajaste, hace ya bastante que conociste la nostalgia, se que ahora me entiendes más que antes, hace tanto que conversas con las sombras y ahora ellas son tus confidentes y yo no lo soy más. Me pregunto, ¿acaso nosotros vivimos la eternidad de nuestro adiós?... no recuerdo que hayamos dicho adiós y ¿tú?...

Preferiría pensar que vivimos la libertad de sabernos y no vernos atados a tantos protocolos, la eternidad es infinita podríamos perdernos en ella. Te contaré que ahora tomo café a solas y fumo cigarrillos con mi nostalgia, y solo me siento a escribir para hacerte saber de nuestra soledad. No queda nada por decir, tal vez un abrazo a la distancia y una lágrima que cierre esta carta como punto final.


Psdta1: No te mueras, yo seguire esperando.
Psdta2: Hace tanto frio como dicen.